Cara a cara con Leonardo

Cara a cara con Leonardo

Misterio y genialidad se dan de la mano en Leonardo da Vinci. Desde la simbología de «La última cena» hasta el enigmático rostro de su Gioconda, el grueso del análisis de su obra supera con creces a la de cualquier otro artista conocido. Pero, ¿quién era Leonardo? ¿Qué se escondía tras su mirada? ¿Cúal era su visión de la naturaleza que nos rodea? Con ese espíritu de introspección nace la exposición «Los rostros del genio».

Desde el próximo 29 de noviembre y hasta el 19 de mayo de 2019, Madrid se suma con esta muestra a los fastos conmemorativos por los 500 años de la muerte del florentino. Dos serán los escenarios: el Palacio de las Alhajas (en la Plaza de San Martín) y la Biblioteca Nacional. En el primero, los visitantes podrán contemplar por primera vez en nuestra ciudad la Tavola Lucana. Este autorretrato, descubierto por el historiador Nicola Barbatelli en 2009 y datado entre 1475 y 1515, es el único en el mundo que reúne todas las condiciones históricas, literarias, artísticas y científicas para representar al genio florentino. En el segundo, se mostrará al público los códices Madrid I y Madrid II, dos joyas en las que las anotaciones de Leonardo revelan su inquietud renacentista: ingeniería, mecánica, hidráulica… y, por supuesto, arte.

La obra está comisionada por el presentador Christian Galvez, que recientemente fue nombrado experto mundial en Da Vinci tras la publicación de varios libros sobre su figura. Durante la presentación de esta mañana en el Palacio de las Alhajas, Gálvez y los responsables de las instituciones que colaboran en la exposición (Biblioteca Nacional, Embajada de Italia, Fundación Montemadrid, Ayuntamiento de Madrid o la Federación Española para las Enfermedades Raras a la que irá destinada la recaudación) han avanzado detalles de una muestra para la que habrá que esperar medio año.

La cuadratura del círculo

Además de la Tavola Lucana, el Palacio de las Alhajas recibirá al visitante con los rostros de aquellas personalidades que acompañaron al maestro: Ludovico Sforza, Lorenzo de Médici, Nicolás Maquiavelo, Miguel Ángel…detrás de cuyos retratos se ubicará la obra de Leonardo que pondrá a cada uno de estos protagonistas de su vida en contexto. De entre todos ellos, uno de ellos será nuestro «cómplice» durante la exposición: Francesco Melzi. Amigo, confidente, compañero y albacea, debemos a Melzi la recopilación de miles de folios con anotaciones y bocetos de Da Vinci. Aquí, las anotaciones física se unirán a las virtuales, dejando constancia de una genialidad adelantada a su tiempo gracias a los esquemas de máquinas e ingenios ideadas por el maestro. Más adelante, una sala estará dedicada en exclusiva a su «Última Cena», donde una instalación audiovisual desmenuzará los secretos de su obra sirviéndose de los dibujos preparatorios de Leonardo. Por último, no podía faltar un espacio propio para indagar en el minucioso estudio que dedicó a la anatomía humana, con el Hombre de Vitubrio como culminación.

Máquinas que cobrarán vida

En cuanto a los valiosísimos códices que nuestra ciudad conserva de Leonardo, la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos, aseguró durante la presentación que su institución recibió varias solicitudes internacionales para exponerlos en el extranjero debido al aniversario, algo a lo que finalmente se negaron. Sólo se conservan 23 códices en todo el mundo (la mayoría de ellos en Francia, país en el que Leonardo logró triunfar tras fracasar en su tierra natal), de los cuales dos se encuentran en Madrid tras pasar por las manos de Felipe IV y Felipe V. Ambas obras se mostrarán por primera vez en el vestíbulo de la Biblioteca. Y entre otras curiosidades, a lo largo de sus más de 500 páginas, se podrán ver una pequeña anotación referente al Hombre de Vitubrio, en la que Da Vinci pareció resolver (por primera vez) el problema de la cuadratura del círculo, así como su boceto del enorme caballo diseñado para Ludovico Sforza. Todo ello, acompañado de reconstrucciones de las máquinas que detallan los códices.

Fuente: La Razón