31 May El joven Miguel Ángel: de la Madonna della Scala a La Piedad en siete años
El Museo del Prado muestra hasta el 28 de junio la única escultura de Miguel Ángel conservada en España, un San Juanito esculpido por el artista cuando tenía 20 años. Para entonces, ya había creado obras fundamentales en su trayectoria como la Madonna della Scala o la Batalla de los Centauros. Esta es la historia del joven Miguel Ángel.
El banquero italiano Lorenzo el Magnífico y los artistas Ghirlandaio y Bertoldo son algunos de los nombres que es posible asociar a la carrera temprana de Miguel Ángel, pintor, escultor y arquitecto del Renacimiento, autor de obras de la magnitud de la decoración de la Capilla Sixtina o el diseño de la cúpula de San Pedro.
En una conferencia esta semana en el Museo del Prado, la experta italiana Cristina Acidini Luchinat, de la Fundación Roberto Longhi de Florencia, ha repasado los primeros 20 años de la vida y obra de Miguel Ángel (1475-1564), una etapa de la que datan piezas tan importantes como la Madonna della Scala, Baco, La Piedad o San Juanito, obra que precisamente puede verse hasta el 28 de junio en el Prado procedente de la capilla del Salvador de Úbeda (Jaén) tras un arduo trabajo de restauración que ha llevado 19 años.
Hijo de un funcionario y huérfano de madre, Miguel Ángel tuvo la fortuna de crecer en Florencia, cuna del esplendor cultural del Quattrocento. Nada pudo contribuir más a su formación que el gobierno de los Médici, familia de banqueros encabezada a finales del siglo XV por Lorenzo el Magnífico (1449-1492), “extraordinario protector de artistas”, como lo define Acidini Luchinat.
Pese a las reticencias de su padre, que no abandonó nunca, Miguel Ángel pudo ingresar en el taller de dibujo de Ghirlandaio, pintor de reconocido prestigio y contemporáneo de Botticelli y Perugino. De allí pasó al palacio Médici-Ricardi, donde pudo contemplar obras romanas que habían sido traídas a Florencia por la familia Médici en un gesto de prestigio. Además, el interior del palacio florentino diseñado por Michelozzo contaba como parte de la decoración con los David esculpidos por Donatello y Verrocchio, dos de sus influencias.
Primeras obras
Si bien, su aprendizaje en el taller de escultura del anciano Bertoldo, último ayudante de Donatello, fue el principio de partida de una carrera vertiginosa a la que dio comienzo con dos piezas trascendentales en su trayectoria: la Madonna della Scala y la Batalla de los Centauros, ambas expuestas en la casa Buonarroti en Florencia y creadas cuando tenía entre 17 y 19 años. «Están consideradas como un laboratorio de ideas que más tarde fue desarrollando».
Tras la muerte de Lorenzo y la invasión francesa, Miguel Ángel se refugió en Venecia, Florencia y Bolonia, donde fue adquiriendo un bagaje cultural y artístico que ha permitido a los historiadores encontrar concordancias entre obras allí conservadas y sus trabajos. Así lo afirma esta experta italiana, quien destaca asimismo la importancia que tuvo en su formación el estudio de cadáveres, lo que le permitió conocer de forma exhaustiva la anatomía.
En Bolonia, cuando todavía no había cumplido 20 años, recibió el encargo de esculpir cuatro figuritas para decorar la tumba de Santo Domingo. En una de ellas, el San Procolo, Acidini Luchinat halla semejanzas entre la expresión del rostro del santo con la del David de Florencia. Una muestra más de la concepción de sus obras como un depósito de ideas.
El San Juanito, en España
Antes de esculpir un Baco para un banquero romano, lo que le proporcionó la vía de entrada al competitivo mundo artístico de la ciudad de los papas, Miguel Ángel creó el poco conocido San Juanito, su único trabajo conservado en España.
Los biógrafos de Miguel Ángel, Vasari y Condivi, cuenta el Prado, “narran que al volver de Bolonia a Florencia, en 1495, su primer encargo fue una estatua en mármol de un San Juanito para un primo de Lorenzo el Magnífico. En lugar de seguir el modelo del San Juan Bautista de Donatello, representó al santo más joven. Siguiendo el ejemplo de la escultura helenística, apoya la pierna izquierda sobre una roca y al doblarla ligeramente crea unas elegantes líneas oblicuas, un recurso estético que el artista utilizó en diversas obras. Los brazos doblados, la cabeza ligeramente inclinada y el énfasis en el cuerpo desnudo recuerdan modelos de la escultura clásica, tan admirada por Miguel Ángel».
Pero, ¿cómo llegó a España? “Cosme I de Médici, que consiguió establecer su poder en Florencia en 1537 gracias al apoyo de Carlos V, lo adquirió para agasajar a Francisco de los Cobos. Según una carta de Cosme, el San Juanito fue enviado en el otoño del mismo año a España, a su villa de Sabiote, pasando a enriquecer la capilla sepulcral que mandó construir en Úbeda, donde estuvo expuesta hasta 1936, cuando quedó destrozada por un acto vandálico a comienzos de la Guerra Civil, del que quedaron catorce fragmentos; el equivalente al 40 por ciento de su volumen original”.
Solo tres años después del San Juanito, Miguel Ángel esculpió La Piedad, una composición “extraordinariamente novedosa” que, según Acidini Luchinat, “logró catapultarlo a la fama sin que su carrera tocara techo”. Tenía entonces 23 años. Le quedaba por delante el David, la Capilla Sixtina, las tumbas de los Médici, la cúpula de San Pedro o la Piedad Rondanini, en la que estuvo trabajando hasta poco antes de morir a los 89 años. Una vida entregada a la creación.
Fuente original: elimparcial.es
De arriba a abajo: La Madonna della Scala, detalle de la Batalla de los Centauros, Baco y detalle de San Juanito.
Fotos: elimparcial.es