18 Oct Cómo se hizo popular en el Renacimiento la «contabilidad a la Veneciana», el sistema que seguimos usando en todo el mundo
Alrededor del año 1495, Leonardo da Vinci, el genio de los genios, anotó una lista de cosas que quería hacer en uno de sus famosos cuadernos.
El listado de Da Vinci, escrito en espejo e intercalado con bocetos, es magnífico.
«Encontrar a un maestro en hidráulica y lograr que te cuente cómo reparar una esclusa, un canal y un molino al estilo Lombardo».
«Preguntarle al comerciante florentino Benedetto Portinari qué medios usan para movilizarse sobre el hielo en Flandes».
Y una anotación breve: «Dibujar Milán».
Entre el listado, también estaba la siguiente nota: «Aprender a multiplicar de raíz del Maestro Luca».
Leonardo era un gran admirador del Maestro Luca, hoy más comúnmente conocido como Luca Pacioli.
Pacioli era -como corresponde a la época- un verdadero hombre del Renacimiento: fue educado para dedicarse al comercio pero también era mago, maestro del ajedrez, amante de los rompecabezas, fraile franciscano y profesor de matemáticas.
Sin embargo, hoy Luca Pacioli es más reconocido por haber sido el contador más famoso de la historia.
Lo llaman el padre de la contabilidad de partida doble, a pesar de que él no fue quien la inventó.
El sistema de doble entrada -conocido en la época como contabilidad alla Veneziana, es decir al estilo veneciano- ya se venía usando dos siglos antes, desde alrededor del 1300.
Los venecianos habían dejado de usar, por considerarlo impráctico, el sistema romano de números y en vez habían adoptado los numerales árabes.
Es posible que también hayan adoptado la idea de la contabilidad de partida doble del mundo islámico o incluso de India, donde algunos registros sugieren que el sistema se usó miles de años antes.
También es posible que haya sido una invención veneciana, creada adaptando la matemática árabe para uso comercial.
Antes de que el estilo de contabilidad veneciano se hiciera popular, los registros contables eran bastante básicos.
Los mercaderes de la era medieval eran poco más que vendedores ambulantes. No tenían necesidad de llevar registros, simplemente podían abrir su monedero para ver si estaba lleno o vacío.
Fuente original: elmundo.es